Ángel
Antonio Rodríguez
El
seminario Arte, público y espacios públicos
de AlNorte se cerrará esta tarde en la sala de conferencias
del Centro de Cultura Antiguo Instituto, a las 19.30 horas, con
Javier Maderuelo, que centrará su ponencia en el tema Arte
y naturaleza, una experiencia de arte público. Doctor
en Arquitectura e Historia del Arte, es comisario de exposiciones,
editor y ensayista en diversos medios e instituciones nacionales,
mientras ejerce como catedrático de Arquitectura del Paisaje
en la Universidad de Alcalá de Henares. Ha participado en
más de cincuenta cursos, seminarios y programas de doctorado
en las universidades de Valladolid, Politécnica de Valencia,
del País Vasco y de la Escuela Superior Artística
de Oporto. Entre 1995 y 1999 dirigió el programa, los cursos
y las publicaciones Arte y Naturaleza de la Diputación
de Huesca. Ha escrito varias monografías de artistas (Cristina
Iglesias, Andreu Alfaro...) y, entre sus numerosos libros, destacan
El espacio raptado. Interferencias entre arquitectura y escultura,,
Arte público o La pérdida del pedestal.
Adelante un poco los contenidos de su conferencia...
Voy a exponer algunos conceptos sobre arte público
y a explicar la experiencia del programa Arte y naturaleza
que se está desarrollando en Huesca. No se trata de mostrar
obras ni de decir cómo se han llevado a cabo, sino de recordar
que el arte debe ser patrimonio de todos los ciudadanos y debe reflejar
los anhelos de la sociedad que lo sustenta.
Tras tantos años de especialización en este
ámbito, ¿cómo explicaría la evolución
del concepto arte público en nuestro país?
Aunque es cierto que desde hace años se utiliza en
España el término arte público,
sin embargo, no ha llegado a cuajar su sentido. Desde hace unos
veinte años estamos asistiendo a una invasión de obras
en el espacio público, pero la inmensa mayoría son
piezas que no merecen el calificativo de arte público
ya que se trata de obras inespecíficas, es decir, que podrían
estas situadas en otro lugar y que no dicen nada sobre el espacio
y la sociedad a la que deberían representar.
A su juicio, ¿se están desarrollando en España
proyectos de interés?
Son muchos los ejemplos llamativos que se muestran en otros
países y es fácil querer imitarlos, por lo tanto,
no se puede negar que hay iniciativas en España que responden
a la idea de crear conjuntos de obras de arte público y que
algunos de ellos poseen auténtico interés y resultados
positivos. Sin embargo, la idea de un arte hecho para el disfrute
colectivo de los ciudadanos, creado para responder a los condicionantes
y necesidades de un entorno específico, no ha terminado de
cuajar entre los artistas españoles que siguen haciendo su
obra personal, que trata sobre sus pequeños problemas
y miserias.
¿Qué clase de iniciativas se deberían
emprender?
No es fácil dar consejos. El problema es complejo y
atañe a muchos factores y elementos que se relacionan entre
sí. Habría que empezar por la educación y por
romper el ciclo individualista en el que se encuentran situados
los principales agentes del arte público, que son los políticos,
los artistas y los propios ciudadanos.
¿Las ciudades artísticas punteras tienen
que marcar las pautas del nuevo arte público o es más
lógico apostar por las periferias?
Cualquier cosa que se haga en Madrid o Barcelona tiende a
ser imitada por los políticos locales de otras ciudades,
sin embargo, el falso papel vanguardista asignado a Barcelona y
la caspa cañí que destila Madrid en materia
de espacio público urbano no pueden ser ejemplos válidos
para otras ciudades españolas. Los programas más coherentes
y continuados se están ofreciendo hoy en lugares periféricos,
tales como Lanzarote, Vitoria, La Marina Alta de Alicante o Huesca.
¿Experiencias similares a Huesca podrían
aplicarse en una región como Asturias?
Lo que desde hace quince años se está haciendo
en Huesca no está patentado, como cualquier proyecto público
está ahí para que sea libremente utilizado por quien
quiera imitarlo, repetirlo y, cómo no, mejorarlo. No hay
secretos en la gestión, por lo tanto puede ser aplicado en
Asturias. Sólo hace falta un poco de convicción, tesón
y apoyo de los poderes públicos.
Como arquitecto, ¿qué perspectivas observa
en el desarrollo urbanístico español?
Hoy cualquier promotor puede construir en cualquier lugar
sin que medie más interés que su lucro personal. Se
ha quebrado la conciencia de colectividad y bien público.
Por eso, hay que insistir en la necesidad de generar una conciencia
colectiva y una educación ciudadana. El arte puede ser una
de las vías, aunque no la única ni la más importante.
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