Hoy comienza en Gijón
el ciclo ‘Hibridaciones’ de AlNorte’05, que está
compuesto por 5 talleres y 5 conferencias sobre las relaciones entre
las artes plásticas y la arquitectura, el cine, la música
y las artes escénicas. A las 19.30, en el Centro de Cultura
Antiguo Instituto, Enrique Granell expondrá su ponencia ‘La
arquitectura es lo otro’, proponiendo enriquecedoras reflexiones.
Granell es arquitecto y profesor de Historia del arte y de la arquitectura
en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona.
Su trabajo compagina arquitectura y artes plásticas habitualmente.
Así, ha comisariado exposiciones sobre ‘Cuixart, 50
años de pintura’ (1990), ‘Mundo de Juan-Eduardo
Cirlot’ (1996), ‘Juan Navarro Baldeweg’ (1999)
y ‘Dau al Set’ (2000), entre otras. Ha escrito monografías
sobre Ramón Bescós y Rafael Moneo, publicando asiduamente
en las revistas ‘Insula’, ‘Rey lagarto’,
‘Dyonisos’, ‘Arquitecturas bis’, ‘Casabella’,
‘Turia’, ‘Hablar de poesía’, ‘L'avenç’,
‘Lateral’, ‘Diseño interior’ y ‘CAU’,
así como en catálogos de exposiciones y congresos.
Acaba de editar con Siruela ‘En la llama’, edición
de las obras poéticas completas de Juan-Eduardo Cirlot entre
1943-1959. Acaba de editar con Siruela ‘En la llama’,
edición de las obras poéticas completas de Juan-Eduardo
Cirlot entre 1943-1959. También prepara la edición
de los textos completos de Cirlot sobre Gaudí, para finales
de 2006.
–’La arquitectura es lo otro’. ¿Por
qué?
–En la teoría clásica la pintura, la escultura
y la arquitectura se repartían junto a la música y
la poesía la tarea de interpretar la naturaleza. El conjunto
de las artes trabajaba como un sistema de vasos comunicantes. El
arte central, en cada momento uno de ellos-, desplazaba a los otros
hacia su órbita. La aparición de la arquitectura moderna
en los primeros años del siglo XX cambió los paradigmas,
la naturaleza fue sustituida por el mundo de la producción,
por el maquinismo. Allí nos encontraremos con arquitectura
que quiere ser avión, barco, máquina, que quiere moverse.
En la arquitectura de ahora mismo el motor que mueve la imaginación
de los arquitectos es voraz y rapidísimo, para su combustión
utiliza todo tipo de carburantes. El cine y sus decorados, las imágenes
de guerra...el lugar que ocupa hoy la arquitectura es de nuevo simbólico
como lo es también cierta clase de televisión.
–La arquitectura actual parece que es una disciplina en auge,
mediática y estéticamente. ¿Los proyectos ‘estrella’
priman sobre las obras sutiles de otros momentos?
–Precisamente por su carácter simbólico la arquitectura
hace visible el mundo. Y en este momento en que el turismo cultural
es una de las industrias más poderosas, la arquitectura ‘estrella’
es el mejor reclamo que pueden ofrecer las ciudades a sus posibles
visitantes. El encargo de estos proyectos implica entenderlos como
faros para el turismo. Cuesta pensar que los primeros arquitectos
modernos pudieran hacer gran arquitectura desde cualquier encargo,
una casita o una sastrería ya eran suficiente. En Gijón
tenéis un ejemplo magnífico, en la plaza San Miguel,
una casa de renta algo más alta que las demás transformada
por el ingenio del arquitecto en una obra moderna. El problema de
los proyectos estrella es que eclipsan otra arquitectura, numerosa,
que no satisface sus programas.
–¿Cuál es el panorama de la nueva arquitectura?
–Los proyectos ‘estrella’ están en manos
de muy pocos arquitectos. Son normalmente despachos internacionales
que pelean por hacerse con esos trabajos Los jóvenes arquitectos
no tienen otra salida que los concursos o la iniciativa privada.
–Cítenos algún ejemplo de eso...
–Si tuviésemos que dar un solo proyecto como ejemplo
sería el de la ‘zona cero’ de New York. En él
se reúnen la muerte y la resurrección, el mito del
ave Fénix. Mucho arquitectos se presentaron a concurso y
los que ganaron ya no están, han sido desplazados por otros
de mayor carácter mediático, que se han definido a
sí mismos como imprescindibles.
–¿Cree que la relación de la arquitectura
con las artes plásticas ha mejorado, empeorado, o siempre
ha sido igual?
–Me es difícil entender la arquitectura como arquitectura
solamente. Lo mismo podría decir de las demás artes.
Siempre han existido conexiones, contaminaciones si lo prefiere.
Hoy tampoco es tan fácil en el terreno de las artes plásticas
diferenciar ciertas video-instalaciones de ciertos programas de
televisión, o ciertas instalaciones de ciertos escenarios
de guerra. Todo esto está en la arquitectura de hoy.
–La situación internacional es comparable a
la española? Me refiero a movimientos, construcciones, estudios
de diseño…
–En un mundo tan velozmente comunicado como el nuestro la
situación internacional tiene un centro difuso y cambiante.
La posición de los arquitectos españoles no es la
principal, pero hay algunos. Los estudios jóvenes se parecen
a los internacionales en que no tienen mucho trabajo.
–Usted abre hoy el ciclo ‘Hibridaciones’
de AlNorte’05. ¿Qué opina sobre las relaciones
interdisciplinares del arte actual y de los posibles fraudes?
–Una parte de los artistas y arquitectos, de todos los tiempos
han sido timadores, mentirosos y mala gente, sólo hay que
leer la historia. El tiempo acaba revelando el verdadero valor.
Es cierto que en el mundo artístico del ‘todo vale’
es fácil vender la sopa de ajo a precio de oro líquido.
Pero las ‘Hibridaciones’ no tienen que ver con el mercado
del arte sino con el trabajo de los artistas. Todavía quedan
unos cuantos.
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