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El Comercio
 
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 • ACTUALIDAD EN AL NORTE

9

Dic

2006

Al Norte

Semana Nacional de Arte Contemporáneo

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«Estoy aquí para verter todo lo que sé»

Martín Chirino garantiza en el primer encuentro que mantuvo con los alumnos del taller de AlNorte, que en estos días les transmitirá «lo que significa la felicidad de producir»



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Leticia Álvarez

Llegó en medio de una intensa lluvia. Todavía algo resfriado, pero «ilusionado» con el proyecto. Martín Chirino dejó fuera del taller de Arcelor la humedad del ambiente y se acercó a la fragua, su principal herramienta de trabajo, como quien se asoma a una chimenea en busca de calor. Pero lo encontró en sus alumnos. Uno por uno, los que ya le conocen de otros talleres y los que se acercan por primera vez al autor de tantas metáforas de hierro, le saludaron y a todos abarcó el artista con un abrazo: «Gracias por venir, maestro». Chirino les anunció: «Estoy aquí para verter todo lo que sé, del principio al final. Venga, a ver si ahora hacemos escultura».
Fue la primera toma de contacto del grupo de artistas con el escultor, estrella invitada de esta edición de la Semana Nacional de Arte Contemporáneo de EL COMERCIO, AlNorte. Equipados como soldadores, con monos de trabajo, guantes protectores, radiales, morros, martillos y mascarillas, los quince discípulos escucharon las primeras directrices de Chirino, aún vestido de ‘calle’.

Su intención, hasta el próximo día 16 en que concluye el curso, es dar clases teóricas y prácticas para «transmitirles a todos lo que significa la felicidad de producir».

De crear, eso sí, con un matiz intelectual y sin eludir la realidad que a cada uno de ellos le ha tocado vivir. «El primer punto de infelicidad sería nadar a contracorriente. Es necesario que cada uno, dependiendo de su catadura, se integre, se distancie o se fagotice».

Serán ocho días de taller magistral en los que Chirino quiere crear una escuela «de las de verdad, de esas que enseñan, pero también animan porque en todo proceso debe haber una reflexión». El único límite a esa declaración de intenciones es el tiempo.

Energía y pasión
Mientras que los alumnos quedan fascinados por la «energía» que desprende el artista de 81 años, al fundador del grupo El Paso le conmueve las ganas de quienes empiezan. «Observo esto y veo lo extraordinario del arte. Están ahí trabajando, buscando ¿qué? La historia de lo inútil es lo que es bello de verdad». Quizás por ello siga sintiendo a estas alturas de su vida que «crear esculturas es vivir siempre con un extraño y maravilloso temblor».

Considerado una de las figuras más destacadas de la escultura española contemporánea y el renovador de la tradición de la forja española, en Gijón quiere, sobre todo, inculcar pasión a sus pupilos.

«Para ellos enfrentarse a la pasión es algo diferente a los artistas de mi generación. La sociedad del bienestar, el neoliberalismo... Esa filosofía de vida les marca y crea un estilo de vida distinta a la que teníamos nosotros. Nosotros, los artistas de los años cincuenta sabíamos que el mundo estaba ahí, existía y había que salir a conquistarlo. Pero la superabundancia es otra cosa y puede adormecer los sentidos. En este mundo actual es muy difícil elegir».

Y para el artista la pasión es la elección indiscutible, la que le guió desde el principio y la que hoy acompaña al sabio canario en su caminar.

Ayer dedicó a los alumnos del taller su tiempo tiznado de tantas y tantas horas ante la fragua. Pero ayer Chirino no se puso el mono de escultor: «Hoy me limito a hablar con ellos, quiero que me cuenten y sobre todo quiero verles trabajar para ver cómo hacerlos, cómo llevarlos».

Y de esos primeros diálogos surgieron también los primeros consejos y correcciones. «El hierro no existe, el hierro no tiene valor. Lo que tiene valor es dibujar en el espacio. Es el espacio al que tienes que rellenar de alguna manera», le dijo a Natalie Abot, una joven escultora que sigue a Chirino por varios de sus talleres. «Eso sí que es pasión por la escultura», dice de ella el maestro. No en vano la artista vive a caballo entre Buenos Aires y Madrid y viajó a Asturias sólo para reencontrarse con el maestro.

«Hay que equivocarse mucho para acertar», le comentó también a Teresa Monforte, otra de las alumnas.
Con Mayte Alonso, Mar Solís, Mercedes Cano y Antón Sobrino, todos ellos del grupo Noventaynueve, que surgió precisamente de un taller del artista celebrado en 1999, a Chirino se le ve en confianza. También con Paz Hevia y Adriana Veyrat, conocidas de otras muchas experiencias artísticas. En ellos depositará de hecho las líneas del taller que arranca ya con esta leyenda viva de la escultura. Como maestro tradicional, Chirino cerró la clase con tarea para el día siguiente: «Para mañana quiero que todos preparéis lo que me tenéis que contar. Quiero conocer la preocupación en la que estáis metidos en este momento para que las discutamos entre todos. Será la mejor manera para poder ayudaros y respetaros sin tratar de influir». A partir de ese momento la fragua empezará a crear.

 
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