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 • ACTUALIDAD EN AL NORTE

14

Dic

2006

Al Norte

Semana Nacional de Arte Contemporáneo

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‘La arquitectura ebria’, a los ojos
de Enrique Granell



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Miguel Morán


Bodega del Marqués de Riscal
«Un Picasso o un Van Gogh tienen un precio inalcanzable para la mayoría, sin embargo, un edificio se puede pagar y puedes meter algo dentro». Así de gráfico se mostraba el arquitecto catalán Enrique Granell Trías para explicar el auge que vive la arquitectura actual. Granell impartió ayer en Oviedo en la Semana Nacional de Arte de EL COMERCIO una conferencia con el título ‘La arquitectura ebria’.

El catalán centró parte de su charla en un fenómeno reciente, la irrupción de bodegas construidas por grandes nombres de la arquitectura mundial. Los tres ejemplos más característicos serían para él el de Zaha Hadid con Viña Tondonia; Calatrava, con Ysios, y el de Frank Ghery, con Marques de Riscal. Aunque unos cuantos más hayan participado en algún proyecto relacionado con el vino. Entre estos destacó a Rafael Moneo, al que considera un «gran catalizador de energías» y a Ignacio Quemada y su bodega de Alcorta.

«Parece que el vino ha sido descubierto hace cinco años» señala el catalán, en relación con todo lo que ha significado el desembarco del ‘start system’ de los arquitectos en La Rioja. Destacó el hecho de que el hotel de las bodegas de Riscal, creado por Ghery, «cobra 1.500 euros por habitación y no queda ninguna plaza libre hasta el año 2010».

Para el catalán la globalización en el siglo XXI ha democratizado la posibilidad de desplazarse. Las agencias de viajes ofrecen estos reclamos arquitectónicos y mueven a millones de turistas. «La oferta de gastronomía y arquitectura es la más atractiva».

El mundo del vino ha invertido mucho dinero en estudios de arquitectura, pero Granell cree que «ese sector no es el único» y citó el caso de una gran firma francesa como Louis Vouitton, que ha encargado al estudio de Frank Ghery una nave de cristal de 150 metros de largo por 40 metros de alto en París. El edificio por si sólo ya merece una visita a la ciudad, no importa lo que la firma meta luego dentro».

Preguntado por si los arquitectos vivían uno de sus mejores momentos, Enrique Granell señaló que «era una buena época pero –recordó– que muchas veces en la historia ha sido así y que siempre se utilizó a grandes arquitectos para dar prestigio a las ciudades. Recordó a Brunelleschi, en el Renacimiento florentino y a Miguel Angel en Roma. Más recientemente, los arquitectos de edificios neoyorquinos, como el Empire State Building.
A la hora de juzgar la obra de sus compañeros de profesión, le gustan Ghery y Foster, pero opina que «más que de arquitectos, hay que hablar de obras». Entre las ciudades que le atraen está, por supuesto, París.
«Muchas de las grandes ciudades de prestigio arquitectónico han sabido reinventarse y hoy se pueden visitar, además de recorriendo los clásicos, por los nuevos edificios».
 
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