Vicente Pastor ha comenzado el año con fuerza, tras un 2008 que le resultó bastante complicado.
Tras desarrollar una interesante acción performativa en internet durante las recientes fiestas navideñas, presenta ahora una hermosa exposición de pinturas en la galería Altamira, de Gijón, bajo el título ‘Desde el suelo’. Las obras hablan de la esencialidad y la poética contenidas, en pequeños formatos, cantos de esperanza para conectar con la naturaleza y remontar el vuelo hacia el futuro, sin prisa, pero sin pausa. La muestra coincide con la reciente presentación de una escultura deVicente Pastor en el puente de la Entreseca del río Suarón, dentro de la denominada ‘Senda de los Doce Puentes’ de Vegadeo.
Desde hace tres décadas, Vicente Pastor ha venido alternando la experimentación pictórica con los nuevos medios, realizando instalaciones, ‘performances’ y proyectos ‘net-art’. Sus obras suelen indagar en la vida, la génesis del arte y las historias personales, lejos de la anécdota fácil.
En este sentido, nunca ha mantenido una evolución en etapas, ni una metodología excesivamente rigurosa, atreviéndose con distintos soportes y registros tan espontáneos como su propia personalidad, y manteniendo como hilo conductor la capacidad de observación y las ganas de conocer. Esa feliz simbiosis entre vida y arte es, sin duda, su seña de identidad más contundente.
La obra que expone en la sala Altamira se traduce desde la pureza, mediante gestos que envuelven formas y pigmentos compensados con ritmos que equilibran la fuerzamatérica y la energía derivada de un sutil empleo del color. En sus cuadros abundan los mensajes en plena comunión con el paisaje, y las incisiones, que recrean sombras y siluetas de la naturaleza elevándose al infinito.
Las superficies de las texturas intervenidas trascienden más allá del soporte, en un juego donde el símbolo ha ganado protagonismo, reflejando los cursos del agua, la expansión de la mancha y las formas. Efectos ópticos que, con frecuencia, hacen más permeable el desarrollo cromático y la teoría fenomenológica de los tonos, con abundancia de rojos, azules y verdes, homenaje a los cuatro elementos: el fuego, la tierra, el agua y el aire.
Pinturas enérgicas que, pese a su aparente sencillez, Vicente Pastor proyecta con suma inteligencia hacia nuestras miradas, demostrando con toda la exposición mayor vitalidad que nunca y abordando con esperanza esta nueva etapa de su vida.
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