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EXPOSICIÓN VIRTUAL
El Comercio
 
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14.noviembre.2009


Al Norte

Semana Nacional de Arte Contemporáneo

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Un tipo sin trampa


Las horas pasan en su taller madrileño sobre telas que albergan manchas, colores y grandes trazos negros. En las paredes cuelgan sus 'collages' escultóricos, aún inéditos en Asturias, que esta semana se expondrán en una galería de Santiago de Compostela.

Energía, vitalidad y compromiso son tres palabras que sintetizan la personalidad de Luis Fega (Piantón, Vegadeo, 1952) y, además, habitan su taller. Otras palabras pueden ser ética, inquietud, dinámica, fuerza, reflexión, inteligencia, sinceridad, expresión, gesto o materia; materia pura y dura, lejos de dogmas o amaneramientos. Es un gran tipo, sin trampa ni cartón. Una persona cercana, que se hace querer y contagia su permanente entusiasmo.

Hace ya treinta años que emigró a Madrid donde se ha convertido en uno de los artistas más respetados del circuito nacional. Sus criterios fomentan muchos movimientos asociativos que defienden los derechos de autor, como la Asociación de Artistas Visuales de Madrid (AVAM) que presidió recientemente. Viaja a Asturias con frecuencia, a su hogar y sus paseos por la ría del Eo, a su 'otra casa' gijonesa (la galería Cornión) y a otros espacios cercanos. Su mentalidad abierta es el punto de partida del taller 'La pintura en la era digital' que dirigirá en la Escuela Superior de Arte de Avilés del 14 al 16 de diciembre, dentro de la VIII Semana Nacional de Arte Contemporáneo AlNorte 09 (www.al-norte.com) que organiza EL COMERCIO en varias localidades asturianas.

Hay quien afirma que la pintura, en nuestra era, sólo podrá mantener su campo de acción si se nutre de coordenadas tecnológicas. Otros, en cambio, dicen que los soportes tradicionales serán los únicos capaces de defender la disciplina más antigua del mundo. Para los profesionales sensatos, como Fega, debe primar el equilibrio. Voluntad de búsqueda y nuevos planteamientos, con cualquier medio disponible. «Después de más de un siglo de avances a base de rechazar constantemente lo anterior, necesitamos la creación de nuevos valores, no basta simplemente con la destrucción de lo ya hecho», dice. «Para liberarnos debemos aprender a ser libres». Las aportaciones más renovadoras del siglo XX, las tesis sobre el agotamiento de las viejas narrativas, la necesidad de generar discursos en el arte actual y las nuevas formas de mirar del siglo XXI serán algunos puntos a debate en ese curso, abierto a pintores y artistas procedentes de otras disciplinas.

Hace dos años, el Círculo de Bellas Artes de Madrid le organizó una gran exposición que exploraba su trayectoria más reciente, donde las tres dimensiones se suman a su impronta habitual a la caza de otras perspectivas. Estas piezas son «esculturas realizadas con la mirada del pintor» y se mantienen en un interesante terreno fronterizo que, bajo su carácter mestizo, resulta doblemente emotivo. «Me divierte descomponer la pintura en todos sus elementos, trabajar al revés, disgregar en vez de agregar, romper partes y volverlas a unir de un modo diferente...para que la materia se exprese por sí misma. Cuando la pintura sale del cuadro surgen curiosas sinergias». Las obras de su estudio viajan esta semana a Santiago de Compostela para exponerse en la galería Espacio 48.

Sobre lienzo, su proceso creativo se desarrolla en el suelo, con la tela grapada primero en la madera (para que sus enérgicos trazos no rompan el soporte) y luego pasan a un bastidor tradicional. «La pintura es más un fenómeno de contaminación que de comprensión. O la sientes, o por mucho que uno se esfuerce usando la palabra, las cosas seguirán como estaban». En sus 'collages' combina trozos de madera, papeles, bolsas, globos, metacrilato... que fija con martillos y taladros en una sugerente mezcla de guiños constructivos. «No pienso para nada en significados, me concentro simplemente en la resolución del problema planteado, en la realización de un hecho estético que es antes sensible que inteligible. Añado formas, quito o modifico otras, matizo hasta que la informe amalgama cobra vida y deje fluir la idea».

Su trayectoria parte de esa abstracción española que se inició en los años ochenta con creadores nacidos en la década de los cincuenta, alternando diversos procedimientos metodológicos donde se funden las transparencias y la opacidad, los grafismos y la síntesis del espacio, transmutando la acción de pintar en pura reflexión. Así nace su expresionismo de raíces paisajísticas, el dramatismo y los juegos lúdicos.

Fega asume el arte como una investigación estética y ética que no busca diferencias ente pintura buena o mala, sino entre pintura y 'no-pintura'. «Mi obra no es descriptiva, no intento contar historias ni reflejar la realidad. Me limito a pintar, despreocupándome del significado, sabiendo de antemano que todo significante está condenado a significar». Autodidacta y enemigo de la monotonía, rastrea sus emociones mediante trazos amplios, goteos y ritmos secuenciales, deudores de la pintura de acción pero fieles a su forma de ser y sus recuerdos. A menudo, un trazo negro y desgarrador atraviesa el soporte; violento fluido de pintura que desarrolla veladuras sobre sí mismo, sin disonancias ni fantasías, fluyendo entre varios extremos o levitando sobre un fondo homogéneo. Esa extensa marejada se compensa con la potencia de los brazos del autor, con la calma que proporcionan algunos elementos geométricos, reposando el núcleo de las obras.

Le interesan las nuevas tendencias, pero advierte sobre los peligros del espectáculo fácil. «Si tenemos en cuenta que la ruptura se ha convertido en tradición, que gran número de obras no poseen la capacidad de imponerse por sí mismas y necesitan el apoyo teórico para poder ser comprendidas, si pensamos que una gran parte del arte se ha vuelto espectáculo y que para muchos de sus acólitos el lucro se ha convertido en la motivación, concluiremos en la necesidad de recuperar un tiempo más reposado que nos permita replantear ciertas cosas». Por eso busca estrategias para comunicar, no sólo desde su propia pintura, sino también con el debate, el encuentro y la transmisión de conocimientos. «Necesitamos decidir los fines, el campo de acción, y la puesta en práctica de lo que queremos. En contra de lo que muchos piensan, la época actual puede posibilitar la creación de un gran arte. Allá los agoreros con sus problemas».

Está convencido de que los individuos creativos necesitan ampliar su mundo hacia espacios aún no explorados. No le sirven los posicionamientos cómodos, que «reblandecen la obra». Aboga por ese ímpetu que permita ir más allá del contexto, trascender y evitar la autocomplaciencia. «Que los que imponen modas no encuentren en nosotros seguidores fáciles, al contrario, mantengámonos alejados de las propuestas del consumo, del arte de usar y tirar. Nuestro problema es el arte, y requiere de todo nuestro esfuerzo y perseverancia».

Respeta la naturaleza de las cosas porque «lo habitado nos habita». Le gusta escribir sus impresiones y, a menudo, denuncia en sus textos la deshumanización de nuestro entorno, la excesiva afluencia de datos y la ceguera que provoca la sobrecarga informativa. «No hay una correspondencia entre el crecimiento de la información y el interés de la obra producida». En esa encrucijada, y pese a su capacidad analítica, huye del rigor intelectual y brinda por la esencia de las emociones plásticas. «Dejémosnos ser, que nuestras diferencias y nuestras particularidades se expresen a través de nosotros».

 
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