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EXPOSICIÓN VIRTUAL
El Comercio
 
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13.diciembre.2009


Al Norte

Semana Nacional de Arte Contemporáneo

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La ruta de la generación AlNorte 09


PACHÉ MERAYO

CORNIÓN. Cerrejón presenta la única exposición pictórica de la edición. / PAÑEDA
ESPACIO LÍQUIDO. Cortina se tira por las escaleras para simbolizar el fracaso.
BARJOLA. Paola Ruiz traslada el campo a la ciudad. / J. PAÑEDA
CMAE. Cuatro de las artistas del 'Girl-made', comisariado por Eneka Fernández / MARIETA.

Un pintor que busca su casa soñada y se propone hasta habitar un cementerio; un artista que se lanza escaleras abajo en los lugares en los que previamente ha fracasado, desde su instituto hasta el mismísimo Museo del Prado; una doctora en Bellas Artes que siembra de escanda el Barjola para «conectar con la naturaleza del ser humano» y ocho mujeres que plantean ocho maneras de ver sus mundos, todas diferentes y ninguna dogmática. Todo eso y mucho más compone la generación AlNorte09. Todo eso y mucho más son Daniel Cerrejón, Chus Cortina, Paola Ruiz y el equipo capitaneado por Eneka Fernández, los becados de este año de la Semana Nacional de Arte Contemporáneo de EL COMERCIO-LA VOZ DE AVILÉS. Todo eso y mucho se ve ya en la Galería Cornión, Espacio Líquido, el Museo Barjola y el Centro Municipal de Arte de Avilés.

Las exposiciones de AlNorte, quiza la más firme columna vertebral del certamen, se pueden visitar sin orden y concierto, pero también atendiendo a un recorrido que ahora proponemos y que para racionalizar su posición en el mapa urbano podía comenzar en la galería Cornión. Al final casi de la calle de la Merced espera la única aportación pictórica al conjunto de becados de esta octava edición, que suman ya 47 al total de artistas premiados con proyecto expositivo. Sigue la ruta por la calle Jovellanos, junto al mar; llega a la de la Trinidad y termina ya dejando Gijón en el Centro de Arte de Avilés. Así es el paseo.


Daniel Cerrejón. Galería Cornión
La casa soñada vista con los ojos de un voyeur (ver vídeo)

Con cierto aire de pintor de ensoñaciones, Daniel Cerrejón (Madrid, 1980) construye su casa onírica en la sala Cornión. Una casa que hace nidos de realidad y de metáfora justo bajo las escaleras de la galería. Un hogar, que el creador observa como un voyeur desde varias mirillas, convirtiendo el punto de vista de ojo de pez en continente de algunos de sus cuadros y haciendo de sus composiciones, siempre figurativas, siempre en óleo sobre lienzo, un elocuente guiño al misterio. Casas interiores, habitaciones idealizadas, ventanas sin vistas casi metafísicas, patios pintados, pero también casas exteriores, moradas quemadas, fachadas ocultas tras árboles o nubes; arquitecturas, como 'Proyecto casa 10', con cierto aire a las telas neoyorquinas de Edward Hopper, u otras con una mirada más kafkiana, con significado de última morada, como el cementerio ('Proyecto casa 14') que Cerrejón suma a su colección de cuadros. Todos unidos por un discurso de búsqueda de hogar, de añoranza de un lugar, plasmada en diversos formatos y una idea, la casa como «primer administrador del sentido del mundo», en palabras del propio artista. Y de Cornión a Espacio Líquido. Bajando por la calle de la Merced, tras cruzar la plaza del Parchís, se llega a la calle de Jovellanos. En su inicio, casi mirando al mar, espera Chus Cortina.


Chus Cortina. Espacio Líquido
Un artista escaleras abajo en 'Génesis 28.012' (ver vídeo)

El único asturiano del cartel, Chus Cortina (1971), despliega su cinematográfico discurso en Espacio Líquido. Al borde mismo de la calle Jovellanos, casi tocando el mar está 'Génesis 28.012', una referencia bíblica que le sirve a Chus Cortina para recordar la escalera de los sueños de Jacob y la significación celestial de su ascenso. Una referencia de la que hace uso, precisamente, para hablar de todo lo contrario, del descenso y del fracaso. Y ¿cómo lo hace?, proyectando en dos paredes de la galería una serie de caídas por escaleras en sentido estricto, que ha realizado él mismo en diferentes escenarios de Asturias y Madrid en los que, dice, él ha fracasado de una u otra manera.

En una pared el espectador le puede contemplar cayendo constantemente, en bucle, por la escalinata del antiguo edificio de Tabacalera. Nunca se ve el comienzo, es decir, el tropezón, ni tampoco el final. Sólo el acto de descender. En otra proyección se pueden contemplar, también en visionado ininterrumpido, las caídas acometidas en las escalinatas exteriores del Museo del Prado, en otras de un parque de Alcobendas, en la catedral de la Almudena, también de Madrid, y en la Escuela de Arte de Oviedo, la Escalerona de Gijón y, como excepción en una serie de peldaños interiores, del edificio central de la Universidad Laboral. Sus piezas, que son sólo visuales, carecen de sonido, y sólo tienen color en la proyección de Tabacalera, se comportan, advierte el propio Chus Cortina, «como un recuerdo de la importancia que en todas las culturas tiene el ascenso y que su contrario sólo se ve con buenos ojos en un contexto teatral, cuando la diva desciende hacia el público».
En su discurso, además, se rinden varios homenajes, a Borromini, por su evidente pasión por las escaleras «en su contexto arquitectónico»; por Cortázar, al que recuerda en su libro 'Instrucciones para subir una escalera'; a Super Mario Bros, «que se pasa la vida intentando subir de nivel», y, entre otros muchos, a Hitchcock, «por la afinidad que siento con James Stewart en 'Vértigo'», explica. Y es que este creador que piensa seguir dejándose caer por escaleras de Roma, París y Nueva York, también padece vértigo, algo que ha tratado de esquivar, como los golpes de las caídas con clases de especialista de cine.


Paola Ruiz. Museo Barjola
El paisaje de los desposeídos (ver vídeo)

Tercera parada en la también tercera planta del Museo Barjola, al que separan poco más de 300 metros de Espacio Líquido. Muy cerca del puerto deportivo, en la calle de la Trinidad, está Paola Ruiz (Alicante, 1978) con una poesía del campo que cose literalmente el Mediterráneo con el Cantábrico. Su obra, titulada 'Refugio', es una performance múltiple, que integra fotografías, dibujos a lápiz y en tinta, preparatorios de la obra final; un vídeo en el que cuenta todo el proceso de creación y unas pequeñas bolsitas atrapadas con pinza para que el visitante se lleve parte del proyecto tras la visita. Pero eso es sólo el envoltorio de la gran protagonista del discurso, un campo de 20 metros cuadrados con tierra para cultivar, común a cualquier geografía, sobre el que se han enraizado plantas de esparto recién cortadas («de esas que en Levante utilizan para hacer cestos») que la joven creadora, doctora en Bellas Artes, ha prendido, una por una, a las espigas de trigo de escanda, con todas sus connotaciones rituales.
«Lo que he hecho ha sido tejer una escultura que recrea el campo en la ciudad», dice, feliz ante el proyecto ya inaugurado y sobre el que no para de hacer fotografías. Un proyecto consolidado que, además, huele a montaña y casi a lluvia, y suena, como suena el campo cuando marcas los pasos, cuando lo habitas. Y con todo, lo que la becada de AlNorte pretente es «conectar con nuestro ser íntimo, con la naturaleza del ser humano y el crecer como personas 'no-salvajes' en esta sociedad dispar», como explica en los textos que el visitante también se puede llevar.


Eneka Fernández + 7. Centro de Arte de Avilés (CMAE)
Ocho formas femeninas de ver a la mujer (ver vídeo)

AlNorte no se queda sólo en Gijón y sigue viaje a Avilés. Allí, en el Centro Municipal de Arte y Exposiciones (CMAE), aguardan mirada las obras de ocho creadoras reunidas en una colectiva titulada 'Girl made. Pasiones intimistas' por su comisaria Eneka Fernández (San Sebastián, 1977). La mujer, «como tema, no como reivindicación, ni exclusión», corrige Eneka; la práctica ausencia del color, el tratamiento en todos los casos de asuntos personales y el uso del papel como soporte y el dibujo como lenguaje son las marcas comunes a toda la exposición que se abre al público con Danae Díaz. 'Drama' se titula su trabajo y es un dibujo animado que representa a una mujer embarazada que pare unos pájaros tras intensas respiraciones. Tras ella, subiendo la escalera del centro, el visitante se encuentra un punto de lectura con una selección de cómics de mujeres. Ya arriba, la primera parada la solicita la obra de Anna Arcas con sus retratos de modelos catapultadas a la uniformidad.

En papel grueso y formato de polaroid Anna demacra el modelo de belleza para la reflexión. A su derecha, Carla Tramullas cose una serie de dibujos, en los que expone varios momentos de su vida en un discurso autobiográfico que, sin embargo, no cuenta con ella como patrón. Curiosamente lo mismo que hace Rosa Navarro en 'Autorretrato'. Contarse a sí misma sin contar con ella. El lenguaje de Rosa es el del cómic y a sus dibujos, en doble versión, de un lado originales a tamaño grande y de otro impresiones más pequeñas, acuden sus músicos admirados y sus gentes más cercanas.
Siguiendo camino se llega ante la obra de Patricia Luna, que responde también al concepto de autorretrato a fuerza de dibujar su entorno. Patricia ofrece al visitante sus cuadernos de dibujos, que se pueden manipular para ver de cerca, y una serie de retratos de musas dedicados a hombres para darle la vuelta a la historia que da género femenino a la inspiración, por el «hecho de que el creador era hombre».

Danae Díaz es la siguiente invitada con ocho piezas descontextualizadas en las que aparecen híbridos, mitad animales, mitad personas, que también retrata su entorno. Tras ella, Katherine Fiedler, única que se sale algo del formato de papel para crear sobre tabla, y en lugar del lápiz o la tinta trabaja al óleo. Su obra, dulce y perturbadora a partes iguales, ofrece una galería de retratos de niñas. Como el resto de las piezas tienen doble lectura. Una a distancia, otra muy distinta si el espectador se acerca.

Y para cerrar el recorrido el dúo 'Las taradas', Marta Fuertes y María Soler, con una 'performance' que cerró definitivamente su círculo el viernes durante la inauguración, donde el motivo de su creación, unos dibujos sobre papel de servilleta, fueron utilizados para sostener los dulces de un convite, limpiar los labios de los convidados y habitar la papelera. De allí salieron finalmente, con sus imágenes cotidianas algo malogradas por el uso y desde entonces quedaron colgados en la pared a modo de cuadros para romper «el concepto de obra de arte supervaliosa».

Y es ahí, justo ahí, donde termina el recorrido de este año y empieza, a la vez, la octava generación de AlNorte.

 
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