La modernización de los vehículos, la optimización de los métodos de recogida y
las campañas de concienciación marcan la historia de una empresa que ya mira al futuro
El trabajo de Emulsa llega a todas las parroquias y abarca las 24 horas del día
 
El trabajo de Emulsa llega a todas las parroquias y abarca las 24 horas del día
 
Desde su nacimiento en 1978, el crecimiento de Emulsa ha sido imparable en todos los ámbitos: número de empleados, áreas de actuación, flota de vehículos y, en consecuencia,
premios obtenidos por su gestión en la ciudad. El proyecto, echando la vista atrás, comenzó como una apuesta del Ayuntamiento por el trabajo caro y poco eficaz que ofrecía la empresa concesionaria.
Apenas diez años después, y en vistas del buen resultado del experimento, Emulsa ya se hacía cargo de cinco servicios municipales y su plantilla prácticamente se había multiplicado por tres.
En estos primeros años ya se comenzó a trabar en la que sería una de las principales vías de actuación de la empresa: la concienciación. Así, en 1980 se trabajaría en la primera gran campaña informativa, que llegaría
a la prensa local y a las calles a través de 40.000 panfletos. Con el paso de los años, las campañas y las actuaciones directas sobre la población se multiplicarían. Hoy, la sede de Roces acoge cada año
a más de 5.000 niños para que así conozcan el trabajo de la empresa y aprendan sobre medio ambiente y sostenibilidad.
En 1986, con la empresa ya asentada, se daría un paso fundamental en materia de recogida de residuos. Los contenedores se instalaron en toda la ciudad cogiendo el relevo de las bolsas de plástico sueltas,
que hasta la fecha cada vecino dejaba en su portal para que los operarios las recogiesen manualmente. Esto, por tanto, trajo consigo la renovación de la flota de camiones, que tuvo que adaptarse a los nuevos tiempos.
Esta adaptación de la flota es constante y llega a nuestros días. El último paso ha sido la reciente incorporación de nuevos vehículos propulsados por gas natural comprimido.
Con la llegada de la década de los 90, a la ciudad llegaron dos nuevos aparatos que, a la postre, resultarían esenciales para entender la limpieza de las calles. Se trata de ‘Lady’ y ‘City Cat’. O en otras palabras,
las primeras baldeadoras y barredoras mecánicas con las que se trabajaba en la ciudad. Este avance en la mecanización del servicio quedaría recogido como una de las prioridades en el primer Plan de Empresa con el que
contó Emulsa, que sería rubricado en 1992 a tres años vista. Otro de los objetivos del texto era adecuar la empresa a los notables cambios a los que se enfrentó la ciudad durante las décadas pasadas, sobre todo con
el cambio de distribución en los barrios y la inclusión de nuevas zonas verdes.
La llegada de la recogida selectiva en 1994 trajo consigo la puesta en marcha de los puntos limpios, que comenzaron en Roces y, en vista de su amplio uso por parte de la ciudadanía, se expandieron por la ciudad
con otras tres localizaciones: Somió, La Calzada y Tremañes. Actualmente, estos cuatro puntos de la ciudad recogen anualmente 15.000 toneladas de residuos. Con la aplicación móvil ‘Reusapp’, además, Emulsa ha querido
dar una vuelta de tuerca al servicio: ahora los objetos utilizables depositados en los puntos limpios pueden tener una segunda vida a través de cualquier ciudadano que se interese en él.
Nuevos tiempos.
Además de la incorporación de nuevos vehículos más sostenibles, Emulsa ha invertido recursos a lo largo de los últimos años en crear y potenciar Centro de Control y Gestión Tecnológica, que monitoriza los vehículos
de la empresa, centraliza todos los partes de sus empleados y, en pocas palabras, hace mucho más ágil el análisis de datos y la toma de decisiones. Desde este centro también se controla el sistema de aspersores,
los kilómetros recorridos por cada camión y las rutas realizadas durante cada turno. Este, en definitiva, es el último paso para que la gestión medioambiental de la ciudad se incorpore definitivamente al siglo XXI.
Esta gestión ha sido premiada recientemente por la Asociación Técnica para la Gestión de Residuos y Medio Ambiente (Ategrus). Así, desde 2012 la ciudad y por tanto su empresa pública de gestión de residuos urbanos–
ha conseguido una Escoba de Plata, una Escoba de Oro y, finalmente, el máximo galardón posible: la Escoba de Platino recogida en 2016 y 2018.
Esteban Aparicio (Presidente de Emulsa)
Cuentan las crónicas que, allá por 1978, en plena transición política y teniendo aún Gijón una corporación municipal predemocrática –las elecciones municipales
libres se retrasaron hasta el 3 de abril de 1979- en Gijón se constituyó nuestra Empresa Municipal de Servicios de Medio Ambiente Urbano de Gijon, S.A., la de todos los gijoneses. Así que EMULSA cumple 40 años,
y su historia, que ahora recoge un libro, es un buen botón de muestra del devenir de Gijón a lo largo de los últimos cuatro decenios.
Para la gente que no conoció aquel Gijón, y para lotófagos y demás desmemoriados, hay que recordar que, entonces, la ciudad tenía extensas zonas sin saneamiento,
sin recogida de basura y con muchas calles sin asfaltar.
Por eso no es de extrañar que, para mejorar la situación, se incidiera en la limpieza de las calles y en la recogida de basura, creándose la sociedad con la integración de esos trabajadores y
los equipos existentes, valorados en poco más de 40 millones de pesetas.
El Ayuntamiento de Gijón aprovechó luego las economías de escala generadas por EMULSA para ir ampliando los servicios, creando el de limpieza de Colegios que incorporó 61
mujeres a la empresa. Y de este evolutivo modo, las cinco grandes áreas de EMULSA ya existen desde el año 1987, el año de la salida de la corporación como Alcalde de José Manuel Palacio,
con la suma del servicio de Parques y Jardines y el de señalización.
El carácter social e igualitario y la modernización se lanzan en esta etapa, destacando la mecanización del servicio de recogida de residuos a través de contenedores metálicos, en 1989,
y la adquisición de la primera baldeadora para limpiar nuestras calles “a máquina”.
Las basuras comenzaron a depositarse en las instalaciones de COGERSA, terminando con la problemática de la ausencia de un lugar adecuado, desde el punto de vista ambiental,
para tratamiento de los residuos. Son los tiempos del traslado a Roces, después de un periplo en el que se sucedieron las ubicaciones de Contrueces y de la antigua fábrica de Moreda.
Y llegaron las Olimpiadas de 1992, y el Plan de empresa plurianual impulsado por la actual gerente Pilar Vázquez –cuentan que su Jefe de entonces le decía, “Pilar, tu vales mucho”-
con lo que se inicia en EMULSA la etapa del énfasis en la formación y profesionalización del personal, la educación ambiental y la nueva concepción de la atención ciudadana,
dando respuesta al crecimiento y desarrollo de Gijón. Y la I+D+I, diseñando contenedores, campañas de sensibilización y creando el primer punto limpio de Roces.
Por otro lado, el servicio de Parques y Jardines aumentó enormemente sus actividades, al hilo de la creación de nuevas zonas de esparcimiento público: Desde los trescientos mil metros
cuadrados de zonas verdes que se incorporaron en 1985, subieron a más de un millón en 1992 y alcanzaron casi 2,6 millones en 2005, superando en la actualidad los 3,7 millones de metros cuadrados.
Hoy, la eficacia en el trabajo ha tomado como base la instalación de un sistema integrado de gestión en el que las certificaciones en Calidad, Medioambiente, Seguridad vial, cálculo de la
Huella de carbono o Prevención de riesgos laborales, aseguran la mejora continua. Así, se ha impuesto la eficiente recogida lateral, y los vehículos de bajas emisiones, de gas, y los eléctricos,
sumando más del 30% de nuestra flota.
Lejos quedan los tiempos en que los camiones recogían la basura de las calles custodiados por la Guardia Civil. La mejora de la calidad de vida de Gijón, sus ciudadanos y sus visitantes,
tiene su reflejo en la evolución de EMULSA que, en los últimos años, y a pesar de la crisis económica, busca la excelencia, mediante su conversión en una auténtica empresa de medio ambiente,
incorporando las nuevas tecnologías de la información y comunicación, los sistemas de información geográfico (GIS), el sistema integrado de SAP, el sistema de ayuda a la explotación (SAE) o el
de planificación (EPS), así como la creación del Centro Tecnológico; todo ello ha definido una última etapa, basada en la innovación, que ha convertido a EMULSA en una empresa pionera en el sector,
desde la inicial empresa de servicios municipales a una Empresa Municipal de Servicios de Medioambiente.
Una empresa responsable con nuestros trabajadores –el principal activo de EMULSA- y los ciudadanos, sus dueños. Responsable también con los principios del Pacto Mundial, los Objetivos de
Desarrollo Sostenible y la Economía Circular, valores inspiradores para resolver los retos del futuro en que trabajar.
En fin, qué quieren Vds. que yo les diga, será mejor que no les “destripe” el libro de historia, de EMULSA, y por ende, de Gijón. Me quedo con la celebración de estos 40 años,
y con el pensamiento de que, si todos seguimos unidos, como en la forja del Plan Integral Municipal de Residuos de Gijón, el futuro de EMULSA, y de nuestra ciudad, está garantizado.
642 trabajadores hacen posible que la ciudad sea un ejemplo de limpieza y salubridad
El trabajo diario de Emulsa, visto en cifras, da buena cuenta de su peso específico en la ciudad y en la economía local. No en vano, la empresa pública cuenta con más de 640 trabajadores
–642 según su última memoria de 2017– que, durante varios meses del año, se transforman algo más de 700 con el objetivo de dar servicio a las épocas de máxima afluencia de turistas y a la limpieza
de playas. En la actualidad, la plantilla de Emulsa se divide en cinco áreas de trabajo: higiene urbana –incluida la ya citada limpieza de playas–, gestión de residuos sólidos urbanos, mantenimiento
de parques y jardines, limpieza de colegios y edificios públicos y la señalización vial y horizontal de las calles.
El paso de los años, la profesionalización de los trabajadores y la ampliación de competencias ha hecho que la plantilla de la empresa haya aumentado exponencialmente desde que comenzó su andadura en 1978.
Así, la primera nómina de trabajadores ascendía a 177 personas, todas ellas centradas en el único servicio que la empresa prestaba a la ciudad: la higiene urbana y la recogida de residuos.
En 1987, con los cinco servicios actuales ya incorporados, la plantilla se había multiplicado hasta alcanzar los 422 efectivos.
A finales de 2017, la distribución de la plantilla era la siguiente: 207 en higiene urbana, 86 en gestión de residuos, 121 en limpieza de colegios y edificios públicos, 169 en Parques y Jardines,
9 en señalización vial y 50 en taller, administración y servicios generales. La edad media de la plantilla, además, se situaba en los 47, 7 años.
Para las mujeres que forman parte de la plantilla, sin embargo, uno de los hitos más recientes se sitúa en 2008 con la puesta en marcha del Plan de Igualdad. En él se contemplaban numerosas medidas
que abarcan la selección de personal –en un sector en el que históricamente habían predominado los hombres–, la conciliación, la inclusión de mujeres en los procesos de selección o la realización de
talleres sobre los derechos laborales de la mujer. En este sentido, la presencia femenina ha ido aumentando hasta situarse en un 39,4% del total de la plantilla.
Para tomar una idea del alcance del su trabajo, basta con atender a los datos del último año. Así, solo de limpieza viaria se realizan 440.000 kilómetros de recorrido entre limpieza manual y mecánica.
Se gestionan, además, en torno a 125.000 toneladas de residuos y se trabaja en 40 colegios y edificios públicos de toda la ciudad. La superficie de zonas verdes en las que han trabajado los operarios
de Parques y Jardines asciende a 3.700.000 metros cuadrados y, finalmente, en torno a 30.000 metros cuadrados calzada han sido objeto de trabajo para la renovación de la señalización vil.
En este último apartado, además, también hay que sumar las 3.000 señales que se han reparado o cambiado.
Pilar Vázquez Palacios Directora-gerente de Emulsa
Después de diez años al frente de la empresa y más de 37 años formando parte de su organigrama,
Pilar Vázquez ya plantea Emulsa en términos de futuro. Así, pese a tener el cuarenta cumpleaños todavía reciente, Vázquez
-que entró en la empresa para trabajar las finanzas– ya busca que conceptos como la economía circular o la recogida selectiva
de residuos orgánicos sean algo habitual para los gijoneses.
–
Emulsa cumple cuatro décadas de servicio, ¿con qué salud llega la empresa?
Llega con una salud excelente. Ahora mismo Emulsa es una empresa de referencia en el sector,
tanto por la aplicación de tecnologías como por la forma de trabajar. Esto se muestra en los premios y
reconocimientos que hemos conseguido a lo largo de los años y de las encuestas ciudadanas. Hemos conseguido
ser sostenibles en el tiempo desde el punto de vista económico, social y ambiental.
¿Es Emulsa una empresa viable económicamente para el Ayuntamiento?
Emulsa es totalmente viable. Nace como empresa de limpieza y recogida de residuos y a partir de ese año va creciendo
en competencias al suponerle un ahorro para el Ayuntamiento. Ahora que hay datos para compararse lo que vemos es que
nuestro coste por habitante está por debajo de la mayor parte de las ciudades de nuestro tamaño. Además,
cumplimos estrictamente con el presupuesto de todos los años e incluso algunos tenemos superhábit,
que utilizamos para invertir en tecnología y maquinaria.
¿Qué avances tecnológicos ha ido incorporando la empresa?
La eficiencia de Emulsa ha girado en torno a la adquisición de tecnología. En el 78 el sector estaba
bastante atrasado y la mayoría de trabajos eran manuales, pero con el paso del tiempo hemos estado atentos a
la evolución de la tecnología, muchas veces tratando de impulsarla. Me quedo con la incorporación de barredoras y
baldeadoras mecánicas, el paso de las bolsas en los portales a la contenerización, la puesta en marcha de la recogida
lateral de residuos o la adquisición de vehículos eléctricos y poco contaminantes.
Aunque el objetivo de reciclar el 50% de los residuos en 2020
parece lejano para todo el país, ¿a qué nivel se avanza en Gijón?
El año pasado estuvimos algo por encima del 25%. Los datos con los que contamos este año parecen indicar que se pueden
mejorar un par de puntos, aunque somos prudentes. Hacemos continuamente campañas y por nuestras instalaciones pasan al
año 5.000 niños que hacen talleres y actividades. De todas formas no es suficiente y, por supuesto, continuaremos mejorando.
Impuestos verdes
¿Con multas o medidas coercitivas se mejorarían estos datos?
Lo cierto es que campañas de concienciación hemos hecho muchas, incluso puerta a puerta regalando pequeños contenedores.
Es necesario seguir haciéndolo y mostrar qué pasa con los residuos, donde van a parar y lo que supone su reciclaje.
De todas formas, cuando nosotros preguntamos cuáles son las razones por las que no se recicla, la mayor parte de las
veces nos dicen que es por pereza, por lo que la concienciación por sí misma no llega. Eso tiene que controlarse,
ya sea a través de las sanciones a quien no lo hace bien o aplicando el principio de quien contamina paga.
Una de las últimas novedades es el reciclado de residuos orgánicos. ¿Qué acogida está teniendo?
Algo que hemos comprobado es que las personas que reciclan otros residuos son, más o menos, las que separan el orgánico
y hay que tener en cuenta que más del 40% de lo que se tira al contenedor resto es orgánico. Extenderemos la recogida de
orgánica a más barrios y colaboraremos con productores y comedores. En 2019 queremos incrementar una parte de la ciudad
pero todavía no llegaremos a toda: es un esfuerzo de recursos importante.
¿Qué objetivos pretenden alcanzar con el Plan Integral de Residuos (2018-2021) recientemente aprobado?
Se pretende, a cortísimo plazo, llegar a los objetivos que nos marca la UE en materia de reciclaje, aumentar la recogida de
orgánica e intentar que en eventos y competiciones deportivas se fomente el reciclaje. También cerrar convenios con el tercer
sector y darle un impulso definitivo a la economía circular. Facilitaremos el acceso a los contenedores y trataremos de que
lo reciclable se pueda depositar todos los días de la semana y la fracción resto no. También trataremos de acercar los puntos
limpios móviles a otros lugares de la ciudad.
Vertederos ilegales
¿Es la proliferación de vertederos ilegales uno de los problemas a la ciudad?
Los puntos limpios son para los ciudadanos, no para las empresas. Es decir, si alguien hace una obra en casa puede
traer los escombros al punto limpio. Si aceptáramos cualquier cantidad de escombro sería imposible gestionarlo y además
el residuo industrial no es nuestra competencia. Por eso, si alguien hace una obra particular debería traer los restos
al punto limpio, no a cualquier finca.
¿Qué esfuerzos se han hecho para llegar a la zona rural y así no dejar ninguna parroquia desatendida?
En la zona rural los contenedores se coloca en las principales vías de acceso en la parroquia, por donde los vecinos
tienen que pasar. En Asturias tenemos un caserío disperso y obviamente no podemos poner un contenedor en cada casa, sería inviable.
Todas las parroquias tienen contenedores de ambos tipos y hemos intentado llegar lo más cerca posible al vecino.
¿Qué retos afronta la empresa municipal de cara a los próximos 40 años?
Nuestras líneas de trabajo están bastante definidas: continuar con la innovación tecnológica, fomentar la profesionalización
de la plantilla y profundizar en la responsabilidad social corporativa de la empresa. Hay muy buena atención al ciudadano y
la clave es seguir siendo eficaces y eficientes.
Barrido manual, barrido mecánico, poda, limpieza de juegos infantiles, limpieza de edificios públicos, arreglo de fuentes... y así hasta 119 actividades. En las memorias e informes de Emulsa se detalla de esta manera todas y cada una de las tareas que lleva a cabo su plantilla. Un amplio abanico de faenas que, lejos de quedarse solo en la recogida de residuos, abarca todos y cada uno de los aspectos necesarios para conservar la mejor versión de Gijón. Este proceso, además, rara vez cuenta con algunos instantes de respiro, ya que mañana, tarde y noche hay tareas pendientes en cada uno de las cinco áreas de trabajo de la empresa. Así, cogiendo como inicio la madrugada, la recogida de residuos toma las calles de la ciudad desde las 23 hasta las 5.30 horas. Los camiones circulan por rutas prefijadas para mejorar la eficiencia y reducir el consumo de combustible. En total, son 13 rutas que se dividen por los 19 distritos en los que está dividido el municipio. Desde hace apenas tres años, además, todos los contenedores de la ciudad están totalmente adaptados a la recogida lateral, lo que facilita el trabajo y ahorra tiempo a los operarios. A primera hora de la mañana es el turno del barrido y baldeo de las calles. El proceso se alarga desde las 6 hasta las 12.30 horas y, para estas tareas, se combina el trabajo manual con el mecanizado, dependiendo de la zona a la que se quiera acceder. Los operarios de Parques y Jardines, mientras tanto, se afanan en segar, podar y arreglar el mobiliario urbano de las zonas verdes de la ciudad. En paralelo, desde las oficinas de Roces, los empleados de administración y el Centro de Control y Gestión Tecnológica se encargan de supervisar los trabajos de calle, analizar los datos y tratar de mejorar la toma de decisiones en función de la experiencia. También en horario de mañana se desempeñan los trabajadores del Servicio de Señalización Vial. En horario de tarde la limpieza de las calles continúa con el trabajo de numerosos operarios, que limpian la ciudad recogiendo residuos y continuando con el trabajo iniciado unas horas antes. Y así, el ciclo vuelve a comenzar con la llegada de la noche y la salida de los camiones desde la sede de Roces. Un proceso que nunca descansa.
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