21 de octubre de 1937


Amaya Caunedo Domínguez
Investigadora del departamento de Historia de la Universidad de Oviedo


El 21 de octubre de 1937, con la entrada de las Brigadas Navarras dirigidas por el general Solchaga, compuestas fundamentalmente por 'Requetés' (miembros del aparato militar del ultra conservador Partido Carlista), ayudados por voluntarios fascistas italianos y varios oficiales de la Legión Cóndor nazi, queda 'oficialmente' acabada la Guerra Civil en Asturias. Fueron catorce meses de combates, bombardeos y asesinatos. Atrás quedaron los primeros momentos en los que miles de asturianos y asturianas marcharon voluntarias a luchar por la libertad contra la sublevación militar.

 
   Restos humanos encontrados en la fosa común de
   El Acebo
 

Los principales mandos militares, políticos y sindicales afectos al Frente Popular habían logrado huir de Asturias por mar. El Musel se convirtió en la única salida para miles de combatientes y civiles, que trataban (muchos de ellos sin éxito) de encontrar aunque fuera una chalana en la que escapar de Gijón. La ciudad, muy castigada por las bombas, permanecía iluminada permanentemente desde el día 18 por el incendio que un bombardeo había provocado en los depósitos de Campsa. Aunque algunos prefirieron huir al monte y posteriormente incorporarse a la guerrilla, para la mayoría el triunfo de los sublevados era un hecho en Asturias.

Durante los catorce meses de contienda, ambos bandos practicaron la 'eugenesia social': la eliminación física del enemigo en la retaguardia. Las autoridades republicanas insisten, desde el primer día, en la necesidad de acabar con el “terror incontrolado” y dejar que los tribunales populares ejerzan la 'justicia del pueblo'. No obstante, las checas y comités de 'higiene social' no cejan en su empeño, llegando casi a las 3.000 víctimas mortales por este tipo de violencia. Sin embargo, los tribunales populares no llegaron a ejecutar las 50 sentencias de muerte en Asturias.

 
   Casquillo de una bala encontrado en una fosa común.
   / Reuters
 

Con la toma de Gijón en octubre de 1937 comienzan a ponerse en práctica, de forma sistemática, las instrucciones redactadas por el general Mola como parte del plan de sublevación militar: “Es necesario crear una atmósfera de terror, hay que dejar sensación de dominio eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todo el que no piense como nosotros. (…) todo aquel que sea abierta o secretamente defensor del Frente Popular debe ser fusilado”. La represión con consejo de guerra supera las 3.000 condenas a muerte y los 'paseos' sin mediar 'proceso judicial' alguno rebasan dicha cifra. Hoy en día, podemos conocer el paradero de muchas de las fosas comunes existentes en la región gracias al proyecto de investigación del Departamento de Historia de la Universidad de Oviedo, dirigido por la profesora Carmen García. En paralelo a dicho mapa de fosas se ha elaborado una base de datos con toda la información existente sobre cada uno de los fallecidos como consecuencia de la Guerra Civil en nuestra región (víctimas civiles, caídos en combate y las victimas de la represión de ambos bandos). Gracias a la colaboración de este proyecto con el Archivo de Fuentes Orales para la Historia Social de Asturias, dirigido por el profesor Rubén Vega, son más de un centenar los testimonios orales que se han recogido de supervivientes de ambos bandos; sin éstos sería prácticamente imposible, tanto ubicar muchas de las fosas comunes, como acceder a detalles de la vida cotidiana durante la contienda y la posguerra desde muy variadas ópticas políticas e ideológicas.

Los dos bandos tenían ideas radicalmente opuestas sobre el tipo de sociedad que querían y, como es sobradamente conocido, finalmente triunfó el nacional-catolicismo defendido por los sublevados. Mientras en el de Gijón, sede del Gobierno del Frente Popular, las autoridades hacían constantes llamamientos a la apertura del pequeño comercio. La mayoría de los pequeños negocios permanecieron cerrados o fueron gestionados por cooperativas o sindicatos; las fábricas pasaron a ser dirigidas por el Gobierno en caso de ser de interés bélico, o por los sindicatos y comités de obreros. En Oviedo (ciudad controlada por los militares sediciosos), el pequeño comercio, que se mantuvo abierto, siguió funcionando en manos de sus antiguos propietarios y las fábricas e industrias de interés bélico fueron dirigidas por el mando militar.

 
   Una placa recuerda a las víctimas de la guerra en el
   cementerio de San Salvador, en Oviedo. / Efe
 

La prensa de la época señala la relevancia de la religión católica para unos: el periódico 'Región', el 14 de octubre de 1937, publicaba una noticia bajo el título: '26 niños han hecho su primera comunión en el frente de Oviedo'. Por otro lado, el 2 de enero de 1937, el periódico 'Avance' señalaba los distintos actos en torno a la 'Semana del niño', pensada para alegrar la existencia de los niños cuyos padres se hallaban en el frente o habían muerto en combate, en palabras de Purificación Tomás: “A pesar de ser las Navidades festejos de carácter y origen burgués(…). ¡Antifascistas! Pensad en vuestros hijos, meditad sobre la situación de los que no tienen amparo y ayudadnos en la obra humanitaria…”.

El papel que ambos bandos reservaban a las mujeres (sin que ninguno de ellos pretendiera acabar con el patriarcado) es, sin lugar a dudas, diferente. Mientras en el periódico 'Avance', distribuido gratuitamente en el Gijón leal al Gobierno de la República, sus páginas eran usadas para enviar noticias y anuncios de próximas reuniones de sindicatos u organizaciones políticas, como, por ejemplo, del Sindicato de Obreras del Hogar, de la Industria del Tabaco dirigido a las operarias o de la Agrupación Femenina Antifascista de Jove: “Ponemos en conocimiento de las compañeras de esta Agrupación y de todas las mujeres antifastcistas de esta barriada, que tenemos abierto nuestro local (…)”, los diarios vendidos en el Oviedo sublevado, como 'Región', incluían anuncios a toda página sobre distintos artículos de consumo (colonias, guantes, radios, maquillaje, etcétera), y pequeños anuncios como: “La mujer española se ve libre de la degradante esclavitud marxista gracias al valor de la juventud masculina española. Por gratitud debe trabajar en la campaña para abrigo del combatiente” o “Las joyas que mejor adornan las manos femeninas son las agujas trabajando en “campaña para el abrigo del combatiente”.

 

Vídeo: lugares claves en el oriente de Asturias