Tras las huellas del Adelantado en su ciudad natal
El nombre y la figura de Pedro Menéndez aparecen varias veces en el callejero local y también ligados a distintas actividades de la vida social avilesina
Aquí en Avilés el personal, por lo general, no sabe mucho de Felipe II, ni de la Casa de Contratación de Sevilla, ni de hugonotes franceses ni tampoco de Flandes o de Sanlúcar de Barrameda.
Sabe que aquí nació un marino de guerra que, casi de niño, se echó a la mar y su vida ya nunca dejaría de flotar sobre ella, alcanzando fama en la historia de España por estar al mando de la expedición que fundó, en 1565 y en las costas de América del Norte del considerado, por muchos, como el primer asentamiento europeo (San Agustín de La Florida) en territorio que hoy pertenece a los EE UU.
Tiene dedicado un conjunto escultórico en el parque El Muelle de Avilés rodeado de cuatro cañones que, en tiempos pasados, estuvieron protegiendo el castillo de San Juan de Nieva que a su vez protegía la entrada a la Ría (mayúscula ella) de Avilés. El monumento que fue inaugurado en 1918 con asistencia de autoridades nacionales comenzó a sacar a Menéndez de Avilés del archivo de leyendas negras.
Fue por entonces cuando comenzó a airearse el conocido eslogan de ‘Avilés, la Villa del Adelantado’.
En 1924, los restos del marino asturiano fueron objeto de un homenaje popular por las calles de Avilés con asistencia de autoridades nacionales e internacionales. Acto que fue filmado. Titulada ‘1924’ es hoy la película más antigua, de las rodadas en Avilés, que se conserva en la Filmoteca de Asturias.Éste ‘liderazgo’ cinematográfico y otros hechos –no están todos, el resto son episodio aparte– que ligan a Pedro Menéndez, o al Adelantado, con aspectos, actividades y lugares de la vida local no son muy conocidos.
En la bocana de Ría hay que imaginar los tacos que echaría el Adelantado cuando la enfilaba pensando en que iba a pasar las de Caín para llegar hasta los muelles del puerto de Avilés, entonces situado al lado de su casa que estaba en la calle de La Ferrería. Era una singladura, la del estuario avilesino, donde el capitán general tenía que ponerse al timón para sortear con su conocimiento del lugar la catarata de obstáculos en forma de rocas encabronadas como La Rechalda, curvas imprevistas (la actual de Pachico), estrechamientos como el provocado por la isla de San Balandrán, arenales a babor y a estribor por un canal serpenteante que en el siglo XX (y una vez enderezado) sería llamado oficialmente, siglos más tarde, Canal Pedro Menéndez. Viene en las cartas marinas.Atraco este relato en el desaparecido puerto antiguo y desembarco en la calle de La Ferrería, al principio de la cual –en el primer edificio de la margen izquierda, hoy ocupado por oficinas municipales– adquirió casa solariega Menéndez donde vivieron su esposa e hijas y más tarde sus descendientes durante siglos.

Al lado, en el Ayuntamiento, se puede ver –con suerte– un retrato enmarcado de Pedro Menéndez en el salón de recepciones y en el hall de alcaldía están expuestas sus espadas, réplicas de las auténticas exhibidas en el Museo Naval de Madrid. El marino es el personaje más homenajeado en el callejero local; tiene una plaza y una calle que llevan su nombre y otra llamada Florida que tiene toda la pinta de homenaje disfrazado.
En la calle de La Fruta hay un hotel llamado Don Pedro con escudo en la fachada (que aumenta la categoría histórica de Menéndez ya que lo convierte en Fundador de La Florida) y en la cafetería de dicho establecimiento, situada en los bajos del mismo, está el guerrero (en turnos de mañana, tarde y noche) sentado ante una mesa rellenando una instancia al Ayuntamiento. Eso y el hecho de que el otro hotel de la calle, el antiguo Luzana, haya cambiado recientemente su nombre por el de ‘40 Nudos’ le da a La Fruta una brisa marina, extraña en pleno centro de la ciudad.
Por cierto que la Asociación de Vecinos Avilés–Centro lleva el nombre de Pedro Menéndez y es muy activa en cuanto al rescate y conservación de la memoria del navegante, recuerdo una recreación del alistamiento (en Sabugo y El Parche) a la flota del Adelantado. Estos homenajes, al estilo de los realizados en San Agustín, tienen la firma de sus inquietas directivas donde destaca la actividad de su secretario Pablo González Castañón.
Hay una academia particular cuyo nombre es Centro de Estudios Pedro Menéndez Adelantado de La Florida que está situado, no podía ser de otra forma, en la avenida de San Agustín.
Como la enseñanza la tengo muy asociada a mis primeros años recuerdo una residencia para niños huérfanos que existía en un palacete de la zona alta de Avilés. Llevaba el nombre Hogar Infantil Pedro Menéndez y funcionó desde 1945 hasta 1967, año en el que sufrió un grave incendio.
Y si empecé en La Ferrería en ella acabo, señalando que en el interior de la hoy llamada iglesia de San Antonio (ayer de Los Padres y durante siglos de San Nicolás de Bari) hay un mausoleo a la izquierda del altar mayor que contiene los restos de Pedro Menéndez de Avilés a los que, por cierto, les está costando trabajo descansar en paz pues en cinco siglos los han movido, de sitio, diez veces.